lunes, 28 de mayo de 2012

ACTIVIDADES PARA TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EDUCACIÓN



A continuación quiero adjuntar una serie de actividades que podemos realizar en clase con nuestros alumnos. Sé que es una entrada muy larga, pero merece la pena detenerse en ellas para así ver las que son mejores en cada caso.

CONOZCO Y EXPRESO EMOCIONES
El primer paso en la Inteligencia Emocional
¿Cómo se puede desarrollar la comprensión y expresión de emociones en los niños?

En nuestra cultura no es habitual la educación en expresión verbal y no verbal de las emociones. Es el momento de irles enseñando progresivamente a los niños a poner nombre a las emociones básicas y a captar los signos de expresión emocional de los demás, a interpretarlas correctamente, asociarlas con pensamientos que faciliten una actuación adecuada y a controlar emociones que conlleven consecuencias negativas. Puede aprovecharse cualquier situación para hacer que se fijen los niños en las emociones. Por ejemplo, cuando se sientan contentos, tristes o enfadados, diciéndoselo explícitamente, animándoles a que presten atención a los gestos de cada emoción, a lo que les produce cada una de ellas. Un paso más adelante será hacer que se fijen en las emociones de otros, en cómo se sienten, para que puedan llegar a compartir emociones y tener presente su importancia dentro de las relaciones sociales.
Dichas habilidades se pueden aprender aprovechando cada momento cotidiano en el hogar o en el aula. Sin embargo, enseñar al niño a controlar sus emociones es diferente a reprimirlas. Tendrá que aprender a expresarlas de acuerdo con el momento, la situación y las personas presentes y, en este aspecto, el adulto ha de sentirse cómodo y hacerlo de forma adecuada. 
Desde que el niño es pequeño y juega con otros niños será importante ir enseñándole lo que significa el respeto a los demás (mediante el respeto de turnos, prestar juguetes, no mostrarse agresivo), la relación con los demás (saludando y despidiéndose, pidiendo las cosas antes de quitarlas, aprendiendo a iniciar juegos) y la expresión de los propios sentimientos. Esto se convertirá en una tarea mucho más fácil si la educación emocional comienza desde que el niño nace, si procuramos que el entorno familiar sea estimulante para el niño, proporcionándole a menudo expresiones de cariño y diciéndole todo aquello que hace bien.

Actividades: CONOZCO Y EXPRESO MIS EMOCIONES.

Algunas actividades para iniciar a los niños en el reconocimiento y diferenciación de las emociones básicas son, a modo de ejemplo:
- Proporcionarles un vocabulario relativo a las emociones, para que de esta forma puedan iniciarse en la identificación y comunicación de sentimientos. Es importante brindarles un vocabulario emocional, llamar a las emociones por su nombre: estoy enfadado, estoy triste, siento rabia, estoy contento…
- Pintar con ellos caras de personas que expresen la alegría, la tristeza o el enfado, haciendo que el niño participe y se fije bien en la diferente expresión entre una y otra emoción. Estos dibujos pueden exponerse en un lugar visible de la casa y, cuando el niño manifieste una emoción, llevarle a ese lugar para que intente señalar la que le ocurre a él y se fije bien en ellas. Será una sencilla forma para aprender a etiquetar emociones.
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- Plantearle alternativas sobre qué emoción siente en cada momento, para que decida cuál es la que le ocurre. “¿Estás contento o enfadado?”
- Delante del espejo imitar con el niño distintas expresiones que representen estados emocionales, para que observen en ellos y en el adulto cómo cambian los ojos, la boca, la frente, las cejas... con cada una de ellas.
- Realizar caretas con cartulinas, cada una representará una emoción. Se puede jugar a que adivinen qué emoción representa cada careta.
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- Con un álbum de fotos se puede pasar un momento agradable y educativo emocionalmente, enseñando al niño cada emoción en sus propias fotos y en aquellas en las que aparecen otras personas. De esta forma cada vez será más capaz de diferenciarlas y reconocerlas en sí mismo y en los demás.
- Durante el juego aprovechar para provocar emociones en los personajes y hacer que el niño se fije en ellas: “Mira qué contento está el muñeco cuando gana en la carrera”.
- Aprovechar cualquier situación de relación social, juego o, incluso, conflicto, para poner nombre a las emociones: “Mira cómo llora Juan, se ha caído y le duele mucho.”
El tiempo que se comparte con los niños es vital para proporcionarles un marco de apoyo en el que se desarrolle de forma adecuada su inteligencia emocional. 
La educación de las emociones tiene un gran peso en la prevención de posibles problemas emocionales y en el desarrollo de la personalidad del niño. Esta forma de educación debe ser, sin embargo, un proceso continuo y permanente, se puede y debe realizar a lo largo de toda la vida. La competencia emocional se logra a través de la experiencia, de la práctica diaria, contemplando cada momento como una gran oportunidad para aprender y mejorar en este aspecto.
Actividades: LAS EMOCIONES ME HABLAN
- Ayudarle a que preste atención a cómo dice las cosas cuando está contento pero también cuando siente alguna emoción negativa para él, que vea la diferente expresión entre una y otra.
- Jugar a decir emociones a través de la mímica, de esta forma aprenderá a ver la importancia a las señales corporales y fijarse en ellas.
- Sobre todo con los más pequeños ofrecerles posibilidades reales de elección de emociones, ya que muchas veces no saben con cuál responder a un suceso. Por ejemplo, si el niño se ha caído y no tiene importancia, no conviene hacerle que se concentre en el dolor, sino en lo bien que se lo estaba pasando y animarle a que vuelva a esa actividad. Una opción consiste en identificar situaciones que le hayan ocurrido a él y en las que se haya sentido: contento (cuando llega mamá, cuando nos dan un regalo, cuando vamos al parque, cuando jugamos con un amigo...), triste (cuando hacemos algo mal, cuando se rompe algo que nos gusta mucho, cuando lloramos,...), enfadado (cuando no nos dan algo que queremos, me han pegado, me gritan, otro niño no nos deja subir al tobogán...) etc. 
- Podemos utilizar cuentos infantiles con ilustraciones claras para que aprendan a situar las emociones en su cuerpo. Se les harán preguntas a los niños sobre cómo se siente cada personaje, viendo cómo influye a su vez en los demás personajes del cuento. Se cuidará, ante todo, la entonación para enfatizar emociones, exagerando la musicalidad y haciendo pausas para llamar su atención.
- Todos podemos dedicar un rato de la magia de los cuentos a los niños. Se puede fabricar un cuento personalizado sobre situaciones relacionadas con su vida cotidiana, de esta forma el niño se identificará con el personaje y podrá ver cómo sale airoso cambiando sus emociones negativas de miedo o ira por otras más adaptadas. Los cuentos se pueden utilizar para ayudarles a comprenderse, las historias que les ofrezcamos les darán información sobre sus propias emociones.
- Aprovechar el recurso de la música para que sientan emociones en sí mismos y vean cómo afectan a su estado de ánimo. 
- Con un guiñol se pueden representar cuentos que escenifiquen situaciones asociadas a emociones. Se les preguntará a los niños la emoción de cada uno de los personajes y las consecuencias que han aparecido. Será un gran recurso para que lo vean y juzguen cuál merece la pena.
- El juego contribuye a que el niño entienda lo que le rodea, a la vez que pone de manifiesto sentimientos que tiene dentro. Permitir que el niño juegue libremente y sin dirigirle de forma constante es sano para él, le permitirá sacar a la luz emociones que tiene dentro.
- El niño desarrollará emociones positivas si le elogiamos lo que hace bien, sin embargo, no conviene adularle de forma excesiva ya que perdería todo su efecto motivador y el niño no aprendería a discriminar cuándo se le está elogiando por su esfuerzo.
- Potenciar los momentos de risa y alegría en la familia, un buen recurso son los juegos cooperativos en los que todos puedan participar y comunicar emociones.
- Acostumbrarles a que no tengan todo “ahora”, que aprendan a demorar poco a poco las cosas que quieren.
- Admitir los adultos que nos equivocamos y cambiamos emociones negativas por positivas. Nadie es perfecto.
El profesor podrá intervenir asimismo con su actuación profesional en el aula, proporcionando pistas para ayudar a sus alumnos para favorecer el contacto personal y la posibilidad de hablar de sentimientos de forma natural. Hay que tener en cuenta que un adecuado acuerdo entre el núcleo familiar y el centro educativo es fundamental para la formación integral del niño y la unificación de criterios. Desde ambos entornos se establecen los puntos de referencia necesarios para su desarrollo socio-emocional.
Actividades para trabajar el control de las emociones
Los objetivos serán:
- Desarrollar la habilidad de regular las propias emociones
- Superar tensiones y ansiedades, creando una actitud positiva frente a los problemas
- Conocer técnicas para relajarse
1. Aprendo a respirar
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Esta actividad se basa en la importancia de la respiración como proceso para relajarse. De forma sencilla, utilizando dibujos o globos, se les puede explicar a los niños cómo el aire “bueno” entra por la nariz o la boca hasta los pulmones, que se hinchan cuando se llenan de aire, igual que un globo. Después, cuando se espira, sale aire “sucio” y los pulmones se quedan limpios. Les diremos que tomen aire (inspiren) por la nariz y que lo pongan en su tripa, como si fueran uno de estos globos. Estando tumbados pueden ponerse un saquito de poco peso en el vientre, para que vean cómo sube y baja con la respiración. Se practicará la respiración estando los niños tumbados, cada uno en su colchoneta, inspirando aire y espirando. Hay que tener en cuenta que esta actividad debe hacerse de forma relajada, sin prisas, y controlando que los niños no respiren demasiado deprisa para no hiperventilar. Puede acompañarse de música relajante, por ejemplo, Canon en D mayor de Pachelbel, música con sonidos de la naturaleza, Concierto para piano y orquesta nº 21 de Mozart, etc.
2.1. Ejercicios de los brazos: primero se realizan todos los ejercicios con un brazo y luego con el otro
- Apretar fuertemente el puño, como si apretásemos muy fuerte una esponja... abrir la mano
- Doblar la mano por la muñeca hacia arriba y hacia abajo, muy fuerte... volver a la posición inicial
- Doblar la palma de la mano hacia abajo, como un pingüino... volver a la posición inicial
- Tensar el antebrazo, ¡qué fuertes estamos!... aflojar el antebrazo
- Doblar el brazo por el codo tensando los músculos del bíceps... aflojar el brazo que vuelve a descansar en la posición inicial
- Doblado el brazo por el codo tratar de hacer fuerza, como para bajar el brazo,... aflojar el brazo para que vuelva a la posición de reposo.
- Estirar hacia delante y hacia arriba el brazo extendido a fin de tensar el hombro... aflojar el brazo para relajarlo
2.2. Ejercicios para relajar la cara:
- Tensar la frente levantando las cejas, como si estuviésemos asustados... dejar caer las cejas
- Tensar la frente frunciendo el entrecejo, tratando de aproximar las cejas, como si estuviésemos enfadados ... dejar caer las cejas
- Cerrar muy fuerte los ojos... relajarlos
- Tensar las mejillas estirando hacia atrás y hacia arriba las comisuras de los labios, como una sonrisa muy grande... dejar que los labios vuelvan a su posición de reposo
- Juntar los labios y, apretados fuertemente, dirigirlos hacia fuera de la boca, como si diésemos un beso muy fuerte... dejar que los labios vuelvan a su posición de reposo
- Juntar los labios y, apretados fuertemente, dirigirlos hacia adentro de la boca, como si nos comiésemos nuestros labios... dejar que los labios vuelvan a su posición de reposo
- Presionar con la lengua el paladar superior, como si tuviésemos una patata pegada... dejar que la lengua descanse
- Apretar fuertemente las mandíbulas, como si mordiésemos algo muy fuerte... dejar que la mandíbula descanse permitiendo que los labios queden separados.
2.3. Ejercicios del cuello: (para facilitarlo se puede hacer referencia a un objeto que se sitúe en el lado al que tienen que mirar)
- Inclinar la cabeza hacia la izquierda
- Inclinar la cabeza hacia la derecha
- Inclinar la cabeza hacia atrás
- Inclinar la cabeza hacia delante
2.4. Ejercicios del tronco:
- Levantar los hombros (como si tocásemos con los hombros el techo)... volver a la posición inicial
- Tirar de los hombros hacia delante encogiendo el pecho (como si tuviésemos mucho frío)... descansar
- Coger muy fuerte los brazos por detrás de la espalda... soltar
- Sacar el estómago hacia fuera (como si fuésemos muy gordos)... relajar
- Meter el estómago hacia dentro (como si fuésemos muy delgados)... volver a una posición inicial
- Tensar la parte inferior de la espalda, arqueándola (como cuando nos estiramos muy fuerte al levantarnos)... descansar
2.5. Ejercicios de las piernas:
- Ejercer presión sobre el glúteo (ponernos de cuclillas)... soltar
- Contraer los músculos de la parte anterior del muslo (levantando la pierna hacia delante)... relajar
- Tensar los músculos de la parte posterior del muslo apretando con los talones hacia abajo (hacer que pisamos muy fuerte el suelo)... soltar
- Tensar la parte anterior de la pantorrilla tirando fuertemente del pie hacia la rodilla (tumbados, llevar la punta del pie hacia el techo)... parar
- Tensar los gemelos estirando la punta del pie (tumbados, llevar la punta del pie hacia la pared)... reposar
- Tensar los pies doblando los dedos hacia delante (como si fuésemos un pájaro)... dejar de ejercer tensión
3. Aprendo a relajarme (relajación dinámica)Se les pondrá a los niños música que invite al movimiento. Se les puede proponer que corran al ritmo de la música, unas veces muy deprisa y otras más lento. Los niños notarán cómo, después de haber forzado a trabajar a los músculos de su cuerpo, se sienten más relajados.Otra forma consistirá en enseñarles un globo inflado y animarles a que no toque nunca el suelo, los niños correrán tras él, intentando alcanzarlo. Se les puede proponer que bailen con la música pero que, cuando deje de sonar, se tienen que parar y estar muy quietos hasta que vuelva a escucharse la melodía.
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Otros ejercicios de relajación dinámica consisten en imitar animales moviendo todas las partes del cuerpo, bailar de forma individual o en corro, hacer un tren, etc. En cada uno de ellos se utilizará una música que contenga distintos ritmos para que los niños se muevan de acuerdo al sonido que escuchan, parando y volviendo a realizar ejercicios.
Conviene fomentar la participación de todos los niños y proponer cada ejercicio a modo de juego, que lo perciban como algo agradable que les anima a estar contentos y relajados
4. Vamos a imaginar…
Hacer como si fuéramos un coche, un pájaro, una pelota, como si nos vistiésemos, como si apretásemos muy fuerte un caramelo en la mano, como si fuésemos un gato que se estira mucho, una tortuga que se mete en su caparazón, masticamos un chicle, como si pasara un oso muy grande por nuestra tripa, como si hiciéramos agujeros en el suelo con los pies, etc.
Esta actividad puede aprovecharse para diferenciar conceptos opuestos: duro-blando, tenso-relajado, estirar-apretar, frío-caliente.
5. Me voy a la playa. Relajación autógena
Se les describirá situaciones en las que sepamos que han disfrutado, por ejemplo, una playa, la excursión con los compañeros a la sierra, un día en la piscina,... Se irá describiendo con detalle lo que está sucediendo, haciendo alusión a la relajación que siente el niño, el calor que nota por el sol, lo contento que está, etc... Los niños estarán tumbados y se les pedirá que imaginen esa situación. Conviene utilizar un tono de voz suave e ir describiendo la escena con todo detalle, intentando provocar en los niños lo que sentirían en esa situación.
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Cuanto más entrenen en esta capacidad de imaginar para sentirse bien, mejor lograrán el objetivo de relajarse.
6. Relajación en el agua
Incluso un día de piscina puede convertirse en un momento que invite a los niños a relajarse y controlar su estado emocional.
Se puede contar con recursos materiales como: una piscina de poca profundidad (la temperatura en invierno será de 35 a 37 grados y en verano de 26 a 30), música clásica o moderna (preferiblemente una que los niños ya hayan escuchado), balones grandes, tablas, etc.http://www.down21.org/educ_psc/imagenes/intelig3_5.gif
En el agua pueden realizarse ejercicios de relajación profunda o dinámica. Nos situaremos en una zona de la piscina en la que todos los niños puedan pisar el fondo. Para la relajación dinámica se ensayarán ejercicios en el agua recorriendo los distintos grupos musculares:
- Brazos: levantarlos hacia delante, encima de la cabeza y a los lados. Apretar fuertemente los puños. Hacer que tocamos un piano.
- Piernas: los niños se cogerán del bordillo boca abajo y moverán alternativamente las piernas, como para hacer mucha espuma en el agua. Se repetirá el mismo ejercicio boca arriba.
- Pies: boca arriba y apoyados en el bordillo mover las puntas de los pies hacia arriba y abajo.
- Abdomen: agacharse y subir, hacer que somos un molino desplazando los brazos muy de prisa a los lados del cuerpo como si fueran las aspas
- General: sentir el peso del agua, andar y bailar en la piscina notando la presión que ejerce el agua en el cuerpo. Hacer un corro entre todos.
Lo beneficioso sería poder practicarlo durante varios días. Se les pondrá música moderna y, entre una y otra canción, se practicarán ejercicios de respiración. La última canción debe ser lenta, para practicar ejercicios de relajación profunda. Pueden proponerse ejercicios en grupo usando los balones, las tablas, etc.
Conviene fomentar la interiorización del esquema corporal, que aprendan a mover sólo la parte del cuerpo que les pedimos.
¿Qué actividades concretas les podemos plantear a los niños para favorecer su autoestima?

Los objetivos que se trabajan para fomentar su autovalía serán los siguientes:

• Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
• Facilitar una mejor autoconciencia de necesidades, habilidades, capacidades y limitaciones en el niño
• Motivarse a sí mismos evitando anticipar fracasos
• Valorarse a sí mismos, sintiéndose importantes
• Incrementar su autoestima y desarrollar sentimientos de seguridad
• Desarrollar su motivación hacia el aprendizaje
Actividad 1: Yo soy...
Se pueden utilizar una cámara de fotos y cartulinas grandes. Se hará una foto a cada niño y se pegará en el centro de una cartulina. Sentados en círculo se irán comentando las características de cada uno, con la cartulina en el medio para que todos la vean. Se describirá el color de pelo, ojos, si es niño o niña, su simpatía, cualidades, etc. Las cartulinas se colocarán en una pared de la clase para que todos puedan mirarlas y observar lo positivo que tienen. El objetivo de esta actividad es tratar de que los niños vean que no existe otra persona igual que ellos, son únicos y sus compañeros y las personas que les quieren les aceptan tal y como son. 
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Actividad 2: Los que me quieren
Cada niño traerá fotos de su familia y amigos. Cogerán la cartulina de la actividad 1 y pegarán estas fotos alrededor. En círculo, cada niño irá saliendo al centro y enseñará a los demás quienes son todas esas personas que les quieren, dirá qué actividades realizan juntos, por qué se lo pasa muy bien con esa persona, etc. Al finalizar la actividad los niños colgarán en un lugar visible el póster que han realizado. Cuando un niño sienta alguna emoción negativa a lo largo del curso podemos enseñarle su propio póster para que vea cuántas personas le quieren tal y como es, aunque no le salga todo a la primera.
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Actividad 3: ¡Qué bien haces...!
Los niños se sentarán en círculo. El adulto se sentará con ellos y les presentará a “Pepe”, su marioneta. Los niños le saludarán y “Pepe” les dirá que sabe hacer muchas cosas bien: saltará, dará una voltereta, pintará un dibujo, dará besos a los niños, etc... Cada vez que “Pepe” haga algo bien hecho le aplaudirán y le dirán “¡Qué bien haces......!”. A continuación se invitará a cada niño a expresar lo bien que realiza alguna actividad concreta, intentando pedir a cada uno de ellos alguna conducta que le salga muy bien y de la que pueda salir airoso. Conviene animar al grupo para que refuerce a cada niño esa habilidad especial, para que vea su reconocimiento en los demás. Para la realización de esta actividad se deben tener en cuenta las características de cada niño en particular. Previamente a la realización de esta actividad conviene conocer bien a los niños y haber observado, junto a la familia, los puntos fuertes de cada uno para proporcionarle durante la dinámica una situación que le garantice un éxito ante los demás.
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Actividad 4: El espejito mágico
El grupo estará en círculo y se irá pasando el espejo de un niño a otro. Cada niño dirá qué es lo que más le gusta de sí mismo y le pasará el espejo a su compañero para que diga otra cualidad. Si a un niño no se le ocurre nada se le animará diciendo que se mire en el espejo y que vea algo que tiene muy bonito, puede ser necesario irle dirigiendo por las distintas partes de su cuerpo para que se fije en cada una de ellas.
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Actividad 5: Te voy a decir...
Estando los niños en círculo, uno de ellos sale al centro, los demás le dirán cosas agradables sobre cualidades físicas (pelo, ojos, adornos, ropa,...) o acerca de las competencias personales (simpatía, cooperación, habilidades para ayudar, habilidades para hacer los trabajos del cole...). Cuando todos le hayan dicho algo positivo pasa el siguiente niño al centro del círculo. Cuando un niño no sepa qué elogio puede decir a un compañero, se le puede ayudar diciendo que se fije en sus ojos, pelo, si juega mucho con él, si está contento, etc. Es recomendable que esta actividad se generalice y se haga de forma habitual en el aula. Pueden reunirse todos los niños al terminar la clase, con ayuda del profesor, para hablar sobre cómo se han sentido y, a la vez, darse cuenta de cómo han hecho sentirse a los demás.
ALGUNAS ACTIVIDADES PARA EL AULA: TOMA DE DECISIONES
- El conocido Test de las golosinas:
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Los niños estarán sentados. Se pondrá en el centro una bolsa de golosinas y un reloj de arena (de una duración de dos minutos aproximadamente). Se les dirá a los niños que pueden coger una ahora o, si esperan a que baje toda la arena del reloj, se les dará dos. Al finalizar el tiempo del reloj de arena se les felicitará a los niños que han esperado y se les entregará sus dos merecidas golosinas.
Conviene no regañar ni decir nada a los niños que no hayan podido esperar. Pueden realizarse ejercicios similares a lo largo del curso con otros premios (cromos, pegatinas, globos, etc.). Lo importante es que vayan aprendiendo a demorar la gratificación y que perciban las consecuencias positivas que tiene el hecho de tomar la decisión de esperar por haber valorado sus consecuencias.
- ¡Vamos a buscar juntos soluciones!
Los niños se sentarán en círculo, se les planteará por medio de dibujos situaciones que puedan considerarse difíciles para ellos:

- Juan le ha quitado a Pedro, su hermano pequeño, un globo precioso que le acaban de regalar. ¿Qué puede hacer?
- Julio ha dicho a Laura que no sabe hacer nada de nada. Ella está llorando. ¿Qué puede hacer?
- Enrique se ha caído del columpio y se ha hecho daño. ¿Qué puede hacer?
- A Carolina le han puesto una comida que no le gusta nada. Ella se ha enfadado. ¿Qué puede hacer?
Se les pedirá que cada uno aporte una solución a cada escena haciendo una tormenta de ideas en la que no se juzgará si la solución que proponen es correcta o no, sino que se reforzará que cada niño aporte una solución distinta. Puede dibujarse en una cartulina cada solución que proponen los niños. Posteriormente se analizarán entre todos cada una de las soluciones dibujadas en la cartulina. Se irá tachando la solución que se decida que no es correcta hasta que quede sólo la más adecuada. Se hará hincapié en ver cómo todas las emociones influyen a la hora de tomar decisiones. Es importante que todos los niños perciban la solución a cada problema como la forma más adecuada.
- El guiñol de Marisa la Risa 
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Se representarán distintas situaciones cotidianas para los niños como la comida, la hora de la siesta o la llegada al colegio. Una de las marionetas (Marisa la Risa, que siempre piensa en positivo ante cualquier dificultad) representará formas adecuadas de hacer las cosas y la otra representará lo que no se debe hacer en esas circunstancias, pensando que no puede y estando triste o enfadada. Se les preguntará a los niños cuál de las dos está tomando mejores decisiones y por qué la otra está eligiendo una solución incorrecta. Se aplaudirá cada vez que la marioneta Marisa realice algo de forma correcta y con un buen humor. Marisa convencerá a la segunda marioneta para que realice con éxito las actividades sin dejarse llevar por sus “malas” emociones.

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